martes, 8 de diciembre de 2015


"Escultura... Mas que un arte es mi estilo de vida."

Ley de causa y efecto

Hace varios años en un hospital muy popular nació una hermosa niña de piel blanca, cabello rizado color negro azabache, con ojos muy vivos color café y una hermosa sonrisa acompañada de un sensual lunar. Hija de un señor negro o más bien moreno, el cual antes de preguntar por la salud de su hija al nacer pregunto: ¿De qué color es? El era una persona muy arrogante, amargada e insoportable, pero a la vez era un payaso de primera calidad, le encantaba el bochinche, es decir, tenía doble personalidad, pero aun así supo sacar a sus hijos adelante aunque tal vez  tuvo algunas fallas. Su madre era una talentosa mujer víctima del miedo y el pánico escénico. Ella era capaz de elaborar con sus creativas manos todo lo que se propusiera, pero su vida fue un sueño frustrado que intento ocultar con sus acciones y aun así no fue suficiente porque su interior ya sabía lo que le ocurría.
Esta hermosa niña de sueños inspiradores tenía un hermano al cual adoraba con todas sus fuerzas, como si fuera lo más importante de su vida, incluso más que la de sus padres. Con este hermano compartió los mejores momentos; basados en travesuras, peleas, inventos, juegos, sonrisas, abrazos y más. Momentos que jamás hubiese querido que acabaran, pero tristemente así sucedió, todo se fue a la nada de un momento a otro, su adolescencia llego y fue la peor de todo lo existente. Su cambio fue trágico. Esos lindos momentos pasaron a ser un calvario, las travesuras se acabaron, las peleas ya no eran reconciliadas, los inventos alocados se desaparecieron, los juegos pasaron a ser peleas eternas, las sonrisas se convirtieron en lágrimas que jamás secaron y los abrazos dejaron de ser una costumbre para convertirse en una necesidad. Así toda la vida de esta niña cambio pues empezó a ser maltratada física y psicológicamente. Recibió insultos de gran amplitud como para querer morir. Pero sus padres ante esta situación crítica solo le pudieron decir a la niña las palabras: “NO DIGAS NADA” y así se acostumbró a no decir nada, solo porque creía que era lo correcto ya que sus padres tendrían la razón.
Transcurrieron los años y la niña jamás dijo nada, creándose así un pánico y miedo para su vida, pues sus palabras dejaron de salir, sus sentimientos nunca más se supieron y su dolor solo era un secreto. Poco a poco se fue desvaneciendo. Ya sus palabras no salían sin una lagrima, hablar en público era un reto que no lograba cumplir, expresar sus sentimientos con la voz era lo más difícil que podía hacer y dejar de llorar, se había vuelto imposible; pero aun así, no dejaba de soñar en silencio.
Encerrada en su pequeña habitación se planteaba metas como si fuera una adulta, soñaba con estudiar en París y dar a conocer su talento artístico. Le daba placer crear cualquier cosa con sus manos y las piedras eran su adoración. Se ideaba propuestas como promover la cultura y el arte de su pueblo e impartir todos sus conocimientos a los niños para que así tuvieran una mejor visión del mundo y miles de ideas, metas y sueños que jamás salieron de su mente hasta hacerse realidad. Esta niña paso a ser adolescente y no le importo tener traumas, problemas y un hermano tan ignorante, aun así cumplió sus metas; pues ella creía firmemente que era un problema que solucionaría a través del tiempo y que su hermano algún día maduraría para entenderla a pesar de que en el fondo sentía tristeza por sus recuerdos y malos momentos vividos durante años de su vida.
Nunca perdió la esperanza de recuperar la amistad con su hermano y volver a ser lo que antes fueron “hermanos”. Pero para que ocurriera eso él tuvo que pasar por momentos difíciles.
Su vida era una amargura, se la vivía de pelea en pelea y maltrataba a las personas menos indicadas, que eran su familia, en especial a su hermana. En la calle él era la máxima maravilla del mundo pero en su casa era Satanás. Al pasar el tiempo todo eso cambio, las personas que lo tenían en un pedestal  se dieron cuenta de que no era tan maravilloso como aparentaba ser. Así la ley de causa y efecto empezó a  actuar, sus negocios se fueron al suelo, los que decían ser sus amigos se alejaron, su familia lo rechazaba y así todo le empezó a salir mal, entró en un estado depresivo crítico, puesto que todo lo que creía tener en la palma de su mano se le salió de control. El estrés lo consumió y así el cáncer llego a su vida, enfermedad que no se cura con quimioterapia ni medicina sino con amor, alegría, cariño, respeto, tolerancia, sonrisas y muchos valores y sentimientos humanos ya que esta enfermedad es producida por problemas personales, estrés, orgullo, odio y rencor. Pero él no sabía que esa era la cura.
Paso de malas a peores, solitario vivió muchos momentos encerrado en una habitación de hospital, pues no tenía a nadie que lo acompañara más que soledad, una triste compañera que solo lo hacía pensar en lo que algún día hizo mal para encontrarse en terrible situación y con semejante acompañante.
Durante sus días de cama se sometió a innumerables tratamientos que no traían ningún buen resultado, pues su odio era demasiado grande.
Una tarde sorprendente recibió la visita de su incomprendida hermana, hermana a la cual le había hecho mucho daño en tiempos pasados y estaba sufriendo las consecuencias en su terrible presente; hermana que siempre estuvo ahí a pesar de sus insultos y maltratos, pues nunca dejo de creer en su reconciliación como hermanos y por eso nunca lo abandono.
El joven sorprendido al verla le pregunta ¿Qué haces aquí? Creí que me habías olvidado ¿O acaso vienes a disfrutar de mi sufrimiento?
            La hermana llena de esperanza y amor le respondió: ¡NO HERMANO! No vine a disfrutar de tu sufrimiento, vine a demostrarte que te acepto a pesar de tus errores, a enseñarte que el rencor y el odio no genera nada bueno, a que entiendas que tu enfermedad es por causa del estrés que te genero tu odio y que las personas que tu más rechazas son las que más te quieren y sobre todas las cosas quiero que entiendas que tu familia a pesar de la circunstancias siempre estará ahí contigo en esos momentos donde ni tú sabes que camino elegir, por eso no debes maltratar a las personas que siempre te han apoyado aunque tú no te des cuenta. Y finalmente vine a ayudarte a salir de ese hueco en el que solo podrás salir llenándote de valor, eliminando el odio, el estrés y dejando que tu corazón se nutra de felicidad y amor. Porque yo sí creo que las enfermedades son un producto de nuestras acciones y falta de amor.
            El hermano sin poder contener las lágrimas solo supo sostener la mano de su hermana, y entonces en la habitación surgió un silencio que expresaba todo, el silencio de la compresión y el arrepentimiento.
Fin.

Inspirado en hechos reales.